Desde muy joven sentí y viví que la música, el baile y el encuentro  comunitario donde se enlazaban estos elementos, estaban profundamente vinculados a la salud humana.

A día de hoy, existe investigación basada en neurociencia que es capaz de demostrar mucho de lo que hasta hace pocos años era intuición o sabiduría popular. Pero  no es mi misión ni mi camino nombrarte cifras o darte explicaciones basadas en números.

Yo simplemente quiero decirte que si creé este proyecto, es porque tengo profunda confianza en que la música y el movimiento están profundamente conectados con nuestra esencia como seres humanos y que son la respuesta y el medio para poder generar bienestar y salud individual y comunitaria. 

Mi deseo es que realmente podamos recuperar, renombrar y recrear recursos amables y amorosos que nos lleven a tener experiencias vitales más armónicas, sencillas y saludables. Y la musicoterapia, sin duda, es un camino profundamente rico y bello para poder lograr atravesar diferentes vivencias y etapas de nuestro camino personal con mayor integridad y bienestar.

¿Por qué? Porque no hay música sin movimiento, sin silencio y sin suspiro.  Y sólo con movimiento, pausa y respiración, es capaz de seguir la vida.